ENTREVISTA A DARÍO LAVIA
Entrevistador Claudio Celada
Tomado del sitio de Facebook Un toque de distensión
Para hablar con usted primero habría que rescatar algunos nombres que seguramente nos pueden indicar qué lugar tuvieron en su niñez. Narciso Ibáñez Menta, Nathán Pinzón, Mario Bava, John Carpenter. ¿Qué lugar tenía la TV y el cine en su niñez?
La televisión fue
formadora en mi caso, mi padre nos llevaba a mi hermano y a mí una vez al año
al cine, cuando tenía vacaciones laborales, así que las películas que vi en
cine durante esa época se cuentan con los dedos de las manos. En aquella época,
sin saberlo, tuvimos una situación favorable que consistió en la emisión de
películas anacrónicas a nuestra época, usualmente de las décadas del '50, '60 y
'70, un desfasaje hoy impensable pero gracias al cual mi generación y unas
cuantas anteriores y posteriores a la mía se hicieron, a la fuerza, amantes del
buen cine clásico. De Narciso Ibáñez Menta apenas recuerdo sus presentaciones
de "Viaje a lo inesperado" (1979/80, Canal 13) y lo mismo de Nathán
Pinzón (temporadas '81 y '82). Por
cuestiones de edad, me fue imposible ver "El pulpo negro" en su primera
emisión. Lo mismo con las películas de Mario Bava, incluyendo la emisión
trasnochada de "Lisa y el Diablo", por eso fue casi un extraño hasta
que pude visionar su cine, ya a fines de los años '90 y principios de este siglo. John Carpenter siempre fue más
familiar a través de sus películas de los '70 y '80, usualmente emitidas por
los canales en sus horarios primetime. La televisión, con sus cuatro o cinco
canales, fue una ventana al gran cine, pues eso era lo que los canales usaban
para rellenar huecos de programación, y eso nos convirtió, sin darnos cuenta,
en cinéfilos, seres ajenos a su tiempo que comparten una cultura común, la de
las tramas y figuras de aquellas películas.
Creo que el cine de Narciso Ibáñez Serrador se merece un reconocimiento mayor. ¿Qué puede decirnos de él?
Chicho Ibáñez Serrador fue un artista absoluto, que trabajó toda su vida para entretener y levantar la vara de la calidad de ese entretenimiento. Si bien estamos más enterados de su prolífica veta en el género fantástico, ha sido creador de programas de entretenimiento que lo han convertido en un prócer de la televisión española. En nuestra televisión también fue pionero, con programas de ficción y adaptaciones lamentablemente –como todo en nuestra televisión— perdidas para la posteridad. Cuando en 1963, debido a la cesación de pagos de Canal 7, Chicho se marchó a España para reiniciar su carrera desde cero (lo mismo que hizo Narciso Ibáñez Menta al poco tiempo), no sólo la televisión argentina se perdió un creador inigualable. Cuando Chicho dirigió "La residencia" (1969) y años después, "¿Quién puede matar a un niño?" (1975), dos joyas del fantaterror hispano y del cine fantástico universal, se nos hace evidente que nuestra mentalidad provincialista y mezquina también nos hizo perder un potencial realizador cinematográfico.
Estimo que
cuando niño ya le interesaba todo este tema... existía la revista SFI
norteamericana, luego llegó La Cosa y abrió una puerta nueva... ¿cómo y cuándo
decide investigar y profundizar estos temas?
Si la revista a la que te refieres es "SF" fue una revista argentina dirigida por Héctor Pessina y Roberto Luis a fines de los años '80. Desde chico, ajeno a todas estas publicaciones, me dedicaba, en la medida que podía, a tratar de tomar nota de los fugaces títulos de crédito de las películas pues la recolección de estos datos era una forma de retenerlos y recordarlos. Con el correr de los años, pasé de anotar simplemente los títulos de las películas que veía a confeccionar una ficha artística y técnica junto a una crónica o sinopsis del argumento. La revista "La Cosa" fue un oasis en la década del '90, con la afluencia de docenas de canales de cable y la emisión de películas que uno no sabía que existían. Mis incontables hojas manuscritas, transcriptas a máquina y luego en computadora, fueron nutriendo una base de datos que es hoy Cinefanía, web que cumple más de 20 años ofreciendo sus contenidos gratuitamente en la web. Una pieza que inspiró todo y que merece mencionarse es una edición de un libro extranjero, la Guía de Leonard Maltin, que confeccionó un volumen de bolsillo con mil páginas y 16 mil reviews de películas. En un punto, si se quiere psicológico, la idea de que pudiera existir una guía de películas suponía un rompecabezas que tenía solución, que podía completarse, la idea de una filmografía de un director o un intérprete tenía una primera película y una última. Este concepto, que subyace en todas las colecciones de fascículos o de lo que sea, es sin duda un paradigma del ser humano, pues proyectar energía en las colecciones funciona como trueque por la incompletud permanente que supone la vida real. En mi caso, lo apliqué a las películas.
En sus revistas
no sólo se habla de cine... ¿qué notas creen que se destacan sobre las otras
artes?
Claro, porque lo que atrae a un cinéfilo también puede ser la obra literaria en que se basa tal o cual película, una serie de televisión, o un álbum de figuritas. Es una ventana a artes o disciplinas perdidas, en los tiempos antediluvianos de la cultura popular, pues la fugacidad con que hoy la gente deglute series, las comenta y las olvida no debe ser un patrón ajeno al ser humano. Atraídos por las novedades, sepultamos en el olvido aquello que pasa de moda como si hubiera odio de por medio, tal vez, por recordarnos nuestra propia finitud. Creo que en la evolución de toda disciplina hay un período clásico, en que dicha disciplina alcanza todos sus componentes modélicos y logra una perfección sin par. Luego, previo a la decadencia, la renovación o una etapa de autorreferencia. En nuestras publicaciones se habla de cine clásico, televisión, cómics o literatura popular, pero de lo que sea que se hable, la premisa es que sea divertido, sea ameno y sea didáctico. La solemnidad y la aridez es preferible dejarla de lado, pues lo pedregoso no suma sino que espanta.
¿Qué le atrae
del cine y las series actuales?
En la tercera década del siglo XXI hemos llegado a un momento sin igual de la historia del entretenimiento humano, desde que el primer Neanderthal hizo algún show de sombras o un anónimo Cromagnón contó el primer chiste verde a sus amigotes de la aldea, nada de lo cual podía volver a verse ni albergarse en ningún formato de reproducción. Ahora, en cambio, cualquier hijo de vecino que se interese por alguna película o serie del pasado, puede descargarla en un tris y pasársela por las retinas para incluso opinar libremente en sus redes sociales y darlas a conocer a sus seguidores. Ya no es un sueño utópico sentarse a ver una película del legendario Lon Chaney o el "Estudiante de Praga" de Paul Wegener, o cosas que hace unos años nadie sabía que se habían filmado. Esta disponibilidad de perlas impostergables hace que haya tantas y tan interesantes del pasado, que tengo muchos títulos en cola antes de dedicarme a las novedades del presente.
Yo digo Darío
Lavia y me imagino una buena película al estilo Dario Argento... ¿no pensó nunca
en dirigir su propia película de ficción? Y si lo hizo qué puede contarnos sobre
eso...
Creo que tienes una gran imaginación, querido. Hasta ahora nunca me planteé nada parecido, pues hay realizadores que lo hacen y muy bien. Prefiero ver las que ellos hacen, pero sí estoy dispuesto a colaborar con ellos y lo que puedo contarte es que participé como entrevistado en "Otra película maldita", largometraje documental de Alberto Fasce y Mario Varela sobre el cine de terror argentino con carpeta aprobada por el Instituto del Cine y en el que testimonian todas las figuras que quedan del tiempo aquel así como también las nuevas generaciones de realizadores y hasta el símbolo del cineclubismo como Christian Aguirre, alma máter del Cine Club Nocturna. Actualmente está en fase de montaje, así que ¡atención!
Recomiende tres
directores argentinos modernos y poco conocidos para los que les gusta el cine clásico de
terror. ¿Cuál fue su mayor satisfacción
en la realización de estas revistas? Y la nota que aún no pudo concretar?
Recomiendo ver las películas dirigidas por
Fabián Forte, Daniel de la Vega, Javier Diment y Demián Rugna y perdón por
mencionar cuatro cuando pedías tres. La mayor satisfacción hasta ahora ha sido
la entrevista a Sara Karloff en el #8 de "Cineficción" pero la verdad
es que la mayor satisfacción es seguir publicando cosas en el contexto actual,
que beneficia la no publicación y el silencio, pues la mayoría de la gente ya
está anestesiada con sus notificaciones de redes sociales, así que poco interés
tendrían en distraerse leyendo nada en algo que ha caído o está por caer en el
limbo de las disciplinas muertas: el formato físico.
Sabemos que no
solo editó sus CINEFICCION. Pensando el desarrollo para otra entrevista y
brevemente qué puede contarnos de sus otras realizaciones.
Brevemente, que de los 9 libros de oro y los 10 breviarios hay 3800 páginas de cine. Y que se vienen más.
¿Qué opina de
la proliferación de plataformas y la nueva forma de ver "cine"? ¿El
cine sobrevivirá si le sacamos las salas, se transformará, morirá o sólo será
el lugar de cierto material muy exclusivo?
Es un tema complejo, pues el cine sigue existiendo, y muy buen cine, que puede verse en festivales o lugares restringidos ya no de gran masividad como fue en el siglo XX. Sin duda se transformará para sostener a la industria, pero es difícil pronosticar nada. En tren de hipótesis, tal vez Hitchcock haya dado en la tecla cuando supuso que las películas del futuro serán protagonizadas por cada uno de los espectadores que paguen su entrada, la película en sí será una especie de plantilla en la que cada uno se verá a sí mismo en el rostro del protagonista y bueno, tiene su lógica.
¿Por qué deberíamos adquirir el nuevo número de CINEFICCION?
Para vivir.
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