COMIENZOS DE LA TELEVISIÓN
6
DuMONT
DuMONT
El quinto informe de este curso (el primero específico sobre DuMont Television Network) así comenzaba...
La cosa es sencilla.
La cosa es sencilla.
O complicada.
La tercera cadena televisiva estadounidense.
O la primera.
O la cuarta.
O la cadena olvidada.
O la cadena efímera.
DuMont Television Network.
1946. Estados Unidos de América.
Tres señales televisivas daban sus primeros pasos como canales comerciales.
Incipientes pasos. Pioneros. Todavía lejos del equilibrio entre calidad de programación y viabilidad económica.
CBS, NBC y DuMont. Todavía habrá que esperar hasta 1948 para que se agregue ABC, el cuarto contendiente en la batalla por la televisión por aire en la ya consolidada potencia más importante del mundo tras la Segunda Guerra Mundial.
Todavía habrá que esperar a que las cuatro empresas expandan el rudimentario concepto de "red televisiva", que lleve la televisión desde la Costa Este, New York fundamentalmente, lugar de origen de las transmisiones hasta la Costa Oeste, California más precisamente, donde el cine en Hollywood dominaba claramente a sus colegas del este.
Solamente en el Reino Unido podía existir un competidor, más potencial que real por el momento.
La British Broadcasting Corporation, la BBC estatal, con formas de concebir la televisión opuestas a los estadounidenses.
En el caso inglés, estatal, financiándose con un canon pagado por todos los poseedores de televisores.
En la ex colonia, pagando un carísimo televisor, la financiación venía por el lado de los avisos publicitarios en las tandas de los programas.
DuMont comenzó con sus rudimientarios canales locales en New York y Washington, donde competía contra emisoras de CBS y NBC.
En 1949 agregó su tercera emisora propia, en Pittsburgh.
Una ciudad y una región mucho menos importante que las antedichas.
Pero en compensación, y durante toda la vida de DuMont, la única ciudad donde tenía el monopolio televisivo.
En 1954, ya con la empresa en crisis económica y de funcionamiento, 200 emisoras en todo el país recibían programas de DuMont.
Pero no hay que engañarse con tan contundente cifra.
Muchas de esas emisoras eran las más pequeñas de sus respectivas ciudades. Y cada una podía contratar la programación completa de DuMont. O cinco programas de su repertorio. O uno solo, llegado el caso.
CBS y NBC, y a partir de 1948 ABC tenían una ventaja sustancial sobre la emisora surgida de un laboratorio.
Todas tenían emisoras radiales, con las ventajas que se puedan imaginar.
Trasladar un programa de radio a la televisión, incorporar a los principales artistas (los cómicos radiales se adaptaron muy rápidamente y con gran éxito a la pantalla chica), instarlarla en regiones determinadas.
Contactos comerciales, políticos, económicos.
Relación con los anunciantes.
DuMont ocupó, por propia decisión o porque no le quedaba más remedio, los lugares vacíos. Los nichos.
Si las principales cadenas vendían muchos de sus ciclos a grandes empresas, que ponían sus marcas en los títulos, DuMont vendía publicidad a todo el mundo, sin exclusiones.
Si las principales cadenas exigían que sus publicidades se diseminaran en toda la programación, DuMont permitía que cada empresa promocionara sus productos en sus programas predilectos.
Eso le dio una inusitada libertad creativa.
Y a pesar de que, en términos comparativos, los ciclos eran de bajo presupuesto, muchas veces llegaban a públicos segmentados, pequeños.
Como los canales o radios temáticas o zonales.
Asi se vieron programas deportivos varios, muchos policiales, las aventuras del Capitán Video, las charlas del obispo católico Fulton Sheen.
El primer programa policial con un (una en este caso, Madame Liu) protagonista de origen asiático se vio en DuMont.
The Hazel Scott Show posiblemente hoy no diga nada, pero fue una pianista y cantante negra al frente de programa propio, algo impensado alrededor de 1950.
O que el ingeniero DuMont tuviera entre sus principales colaboradores a judíos, como el ingeniero en jefe Thomas T. Goldsmith, o el jefe de noticias Bergmann.
Si alguna empresa ponía dudas sobre promocionar sus productos, la postura del creador de la emisora era clara: "No quiero que publiciten en nuestra señal quienes estén en contra de la presencia de judíos".
Pronto llegarán las aventuras domésticas de los étnicos judíos Goldbergs.
El pecado televisivo original de DuMont provenía de su propio origen.
El interés por la técnica en desmedro de la programación, la estética y el negocio televisivo.
DuMont no pudo o no supo o no quiso rodearse de un equipo gerencial que pudiera competir contra los experimentados y/o jóvenes ejecutivos de sus contendientes, con gran experiencia o con gran empuje e iniciativa, con mayor visión para pergeñar negocios a futuro.
Y su segundo pecado fue su socio.
La productora cinematográfica Paramount Pictures, que sólo puso dinero en su momento para comprar parte del paquete accionario del laboratorio.
Pero no aportó ideas, programación, expertizaje, ni nada valioso.
Es más. En un momento determinado le hizo competencia a su socio.
Y al momento de la crisis cuasidefinitiva, le tiró una palada de tierra a la empresa.
Un pelotazo en contra.
Mejor dicho, varios pelotazos en contra, como para terminar una increíble aventura televisiva perdiendo por goleada.
En todo proyecto económico y artístico incipiente dependiente de regulaciones estatales alguna resolución, en este caso de la Comisión Federal de Comunicaciones, puede ser decisiva. Para bien o para mal.
Para que la empresa se expanda o para que se funda.
La Comisión Federal consideró que DuMont estaba controlada por Paramount.
Y a pesar de su limitado poderío (comparando con las otras tres cadenas) quedó en total desventaja.
Tenía un socio poderoso, pero sólo en los papeles.
Y esos papeles le jugaban en contra.
Como Paramount tenía negocios en algunas ciudades, DuMont tuvo límites precisos a su expansión.
Y esa limitación fue la primera señal de crisis.
Crisis profunda. Y en un par de años, terminal.
Para colmo de males Paramount tomó el control completo de la emisora en 1955 y en un año directamente la liquidó.
DuMont Laboratories tuvo su primer canal televisivo en 1938, sito en New York.
Como empresa tecnológica y en el marco de la Segunda Guerra Mundial, experimentó en materia de comunicaciones (todavía lejos de la viabilidad económica) y entre sus múltiples actividades desarrolló el uso del radar, con muy buenos negocios con las Fuerzas Armadas.
El período de vida de DuMont contempla dos avances importantes, la utilización del cinescopio en 1947 (se grababa con una cámara lo que se veía en la pantalla chica y se reproducía en distintos canales a lo largo y ancho del país) y el tendido de cable coaxil, para conectar desde las plantas transmisoras en el Este hasta el lejano Oeste.
No llegó a ver el uso del video tape, la cinta de video, que comenzó a utilizarse en 1956.
El primer uso del coaxil se produjo entre los laboratorios de Passai, New Jersey y los canales propios en New York y Washington.
Se imaginarán que eso sólo fue el comienzo.
En 1946 ya estaban en el aire los canales en ambas ciudades, comenzaron como señales locales a partir del 15.8.46 WABD (Allen B. DuMont) y W3XWT (después llamada WTTG en honor al ingeniero Thomas T. Goldsmith). Ese mismo año se puede hablar de "red televisiva DuMont".
Y el concepto se fortaleció en 1949 con la incorporación del canal 3 en Pittsburgh.
CBS y ABC recién comenzaron como redes televisivas en 1948, por lo que el aporte de DuMont como pionera en la materia está fuera de duda.
Lo parió.
No alcanza con dos informes para este curso.
Quedará un tercero, no el próximo, sino más adelante.
Los programas de DuMont.
Sus estrellas.
Su decadencia.
Sus feroces competidores.
Su caída.
Su legado.
DuMont Television Network.
1946. Estados Unidos de América.
Tres señales televisivas daban sus primeros pasos como canales comerciales.
Incipientes pasos. Pioneros. Todavía lejos del equilibrio entre calidad de programación y viabilidad económica.
CBS, NBC y DuMont. Todavía habrá que esperar hasta 1948 para que se agregue ABC, el cuarto contendiente en la batalla por la televisión por aire en la ya consolidada potencia más importante del mundo tras la Segunda Guerra Mundial.
Todavía habrá que esperar a que las cuatro empresas expandan el rudimentario concepto de "red televisiva", que lleve la televisión desde la Costa Este, New York fundamentalmente, lugar de origen de las transmisiones hasta la Costa Oeste, California más precisamente, donde el cine en Hollywood dominaba claramente a sus colegas del este.
Solamente en el Reino Unido podía existir un competidor, más potencial que real por el momento.
La British Broadcasting Corporation, la BBC estatal, con formas de concebir la televisión opuestas a los estadounidenses.
En el caso inglés, estatal, financiándose con un canon pagado por todos los poseedores de televisores.
En la ex colonia, pagando un carísimo televisor, la financiación venía por el lado de los avisos publicitarios en las tandas de los programas.
DuMont comenzó con sus rudimientarios canales locales en New York y Washington, donde competía contra emisoras de CBS y NBC.
En 1949 agregó su tercera emisora propia, en Pittsburgh.
Una ciudad y una región mucho menos importante que las antedichas.
Pero en compensación, y durante toda la vida de DuMont, la única ciudad donde tenía el monopolio televisivo.
En 1954, ya con la empresa en crisis económica y de funcionamiento, 200 emisoras en todo el país recibían programas de DuMont.
Pero no hay que engañarse con tan contundente cifra.
Muchas de esas emisoras eran las más pequeñas de sus respectivas ciudades. Y cada una podía contratar la programación completa de DuMont. O cinco programas de su repertorio. O uno solo, llegado el caso.
CBS y NBC, y a partir de 1948 ABC tenían una ventaja sustancial sobre la emisora surgida de un laboratorio.
Todas tenían emisoras radiales, con las ventajas que se puedan imaginar.
Trasladar un programa de radio a la televisión, incorporar a los principales artistas (los cómicos radiales se adaptaron muy rápidamente y con gran éxito a la pantalla chica), instarlarla en regiones determinadas.
Contactos comerciales, políticos, económicos.
Relación con los anunciantes.
DuMont ocupó, por propia decisión o porque no le quedaba más remedio, los lugares vacíos. Los nichos.
Si las principales cadenas vendían muchos de sus ciclos a grandes empresas, que ponían sus marcas en los títulos, DuMont vendía publicidad a todo el mundo, sin exclusiones.
Si las principales cadenas exigían que sus publicidades se diseminaran en toda la programación, DuMont permitía que cada empresa promocionara sus productos en sus programas predilectos.
Eso le dio una inusitada libertad creativa.
Y a pesar de que, en términos comparativos, los ciclos eran de bajo presupuesto, muchas veces llegaban a públicos segmentados, pequeños.
Como los canales o radios temáticas o zonales.
Asi se vieron programas deportivos varios, muchos policiales, las aventuras del Capitán Video, las charlas del obispo católico Fulton Sheen.
El primer programa policial con un (una en este caso, Madame Liu) protagonista de origen asiático se vio en DuMont.
The Hazel Scott Show posiblemente hoy no diga nada, pero fue una pianista y cantante negra al frente de programa propio, algo impensado alrededor de 1950.
O que el ingeniero DuMont tuviera entre sus principales colaboradores a judíos, como el ingeniero en jefe Thomas T. Goldsmith, o el jefe de noticias Bergmann.
Si alguna empresa ponía dudas sobre promocionar sus productos, la postura del creador de la emisora era clara: "No quiero que publiciten en nuestra señal quienes estén en contra de la presencia de judíos".
Pronto llegarán las aventuras domésticas de los étnicos judíos Goldbergs.
El pecado televisivo original de DuMont provenía de su propio origen.
El interés por la técnica en desmedro de la programación, la estética y el negocio televisivo.
DuMont no pudo o no supo o no quiso rodearse de un equipo gerencial que pudiera competir contra los experimentados y/o jóvenes ejecutivos de sus contendientes, con gran experiencia o con gran empuje e iniciativa, con mayor visión para pergeñar negocios a futuro.
Y su segundo pecado fue su socio.
La productora cinematográfica Paramount Pictures, que sólo puso dinero en su momento para comprar parte del paquete accionario del laboratorio.
Pero no aportó ideas, programación, expertizaje, ni nada valioso.
Es más. En un momento determinado le hizo competencia a su socio.
Y al momento de la crisis cuasidefinitiva, le tiró una palada de tierra a la empresa.
Un pelotazo en contra.
Mejor dicho, varios pelotazos en contra, como para terminar una increíble aventura televisiva perdiendo por goleada.
En todo proyecto económico y artístico incipiente dependiente de regulaciones estatales alguna resolución, en este caso de la Comisión Federal de Comunicaciones, puede ser decisiva. Para bien o para mal.
Para que la empresa se expanda o para que se funda.
La Comisión Federal consideró que DuMont estaba controlada por Paramount.
Y a pesar de su limitado poderío (comparando con las otras tres cadenas) quedó en total desventaja.
Tenía un socio poderoso, pero sólo en los papeles.
Y esos papeles le jugaban en contra.
Como Paramount tenía negocios en algunas ciudades, DuMont tuvo límites precisos a su expansión.
Y esa limitación fue la primera señal de crisis.
Crisis profunda. Y en un par de años, terminal.
Para colmo de males Paramount tomó el control completo de la emisora en 1955 y en un año directamente la liquidó.
DuMont Laboratories tuvo su primer canal televisivo en 1938, sito en New York.
Como empresa tecnológica y en el marco de la Segunda Guerra Mundial, experimentó en materia de comunicaciones (todavía lejos de la viabilidad económica) y entre sus múltiples actividades desarrolló el uso del radar, con muy buenos negocios con las Fuerzas Armadas.
El período de vida de DuMont contempla dos avances importantes, la utilización del cinescopio en 1947 (se grababa con una cámara lo que se veía en la pantalla chica y se reproducía en distintos canales a lo largo y ancho del país) y el tendido de cable coaxil, para conectar desde las plantas transmisoras en el Este hasta el lejano Oeste.
No llegó a ver el uso del video tape, la cinta de video, que comenzó a utilizarse en 1956.
El primer uso del coaxil se produjo entre los laboratorios de Passai, New Jersey y los canales propios en New York y Washington.
Se imaginarán que eso sólo fue el comienzo.
En 1946 ya estaban en el aire los canales en ambas ciudades, comenzaron como señales locales a partir del 15.8.46 WABD (Allen B. DuMont) y W3XWT (después llamada WTTG en honor al ingeniero Thomas T. Goldsmith). Ese mismo año se puede hablar de "red televisiva DuMont".
Y el concepto se fortaleció en 1949 con la incorporación del canal 3 en Pittsburgh.
CBS y ABC recién comenzaron como redes televisivas en 1948, por lo que el aporte de DuMont como pionera en la materia está fuera de duda.
Lo parió.
No alcanza con dos informes para este curso.
Quedará un tercero, no el próximo, sino más adelante.
Los programas de DuMont.
Sus estrellas.
Su decadencia.
Sus feroces competidores.
Su caída.
Su legado.
0 comentarios:
Publicar un comentario