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CINE ARGENTINO 1952

viernes, 26 de mayo de 2017

CINE ARGENTINO
1952


ESTRENOS SIGNIFICATIVOS
1952






Deshonra
Director Daniel Tinayre, con Fanny Navarro, Mecha Ortiz, Tita Merello, Jorge Rigaud, Guillermo Battaglia, Francisco de Paula, Pepita Muñoz, Antonia Herrero, Golde Flami, Aída Luz, Rosa Rosen, Alba Mujica, Myriam de Urquijo

El gaucho y el diablo
Director Ernesto Remani, con Juan José Míguez, Elisa Christina Galvé, Francisco Martínez Allende, Elina Colomer, la primera película argentina de largometraje en colores

El túnel
Director León Klimovsky, con Laura Hidalgo, Carlos Thompson, Santiago Gómez Cou

Facundo, el Tigre de Los Llanos
Director Miguel Paulino Tato, con Francisco Martínez Allende, Zoe Ducós

La bestia debe morir
Director Román Viñoly Barreto, con Narciso Ibáñez Menta, Guillermo Battaglia, Laura Hidalgo, Milagros de la Vega, Nathán Pinzón

La de los ojos color del tiempo
Director Luis César Amadori, con Mirtha Legrand, Carlos Thompson, Zoe Ducós

Las aguas bajan turbias
Director Hugo del Carril, con Hugo del Carril, Adriana Benetti, Raúl del Valle, Pedro Laxalt

Mi mujer está loca
Directores Carlos Schlieper y Enrique Cahen Salaberry, con Amelia Bence, Alberto Closas

Mi noche triste
Director Lucas Demare, con Jorge Salcedo, Diana Maggi, María Esther Gamas

No abras nunca esa puerta
Director Carlos Hugo Christensen, con Angel Magaña, Roberto Escalada, Ilde Pirovano

Payaso
Director Lucas Demare, con Luis Sandrini, Malvina Pastorino, Héctor Calcaño, Carlos Castro

Sala de guardia
Director Tulio Demicheli, con Elisa Christian Galvé, Carlos Thompson, Renée Dumas

Si muero antes de despertar
Director Carlos Hugo Christensen, con Néstor Zavarce, Blanca del Prado, Floren Delbene


Coincidencia entre los Cronistas y la Academia en tres categorías muy importantes
Película, Las aguas bajan turbias
Director, Hugo del Carril por Las aguas bajan turbias
Actor, Francisco Martínez Allende por Facundo, el Tigre de Los Llanos
Para los Cronistas la mejor actriz fue Tita Merello por Deshonra, para la Academia Mirtha Legrand por La de los ojos color del tiempo
Coincidencia en actor de reparto, Pedro Laxalt por Las aguas bajan turbias, para actriz de reparto los Cronistas premiaron a Ilde Pirovano por No abras nunca esa puerta y la Academia a Golde Flami por Deshonra
Entre los autores los premiados fueron Román Viñoly Barreto y Narciso Ibáñez Menta, Antonio Pagés Larraya, Rodolfo M. Taboada y Alejandro Casona







UNA PELICULA SELECCIONADA
LAS AGUAS BAJAN TURBIAS

Las aguas bajan turbias
Dir. Hugo del Carril, g. Eduardo Borrás sobre novela El río oscuro de Alfredo Varela (no acreditado), elenco Hugo del Carril, Adriana Benetti, Raúl del Valle, Pedro Laxalt, Herminia Franco, Gloria Ferrandiz, Joaquín Petrosino, Luis Otero, Eloy Alvarez, Francisco Audenino, Carlos Escobares, Domingo Garibotto, Mecha López, Jacinto Aicardi

EL MUNDO
“Notable fuerza dramática en el film Las aguas bajan turbias - El libro de Eduardo Borrás vuelca su acritud en ese panorama de trazo impresionante que es la selva convertida en trampa, donde el hombre caerá atraído por las promesas de un sueldo y un trato que no se cumplen. No alcanza la síntesis del relato a suavizar el trazo. No se ha intentado tampoco disminuir la sensación de brutalidad que del libro surgía. Y es que, precisamente, estaba allí, en el reflejo exacto de toda su violencia, la fuerza de un tema que no admitía concesiones ni las tuvo. De ahí el mérito de este film, cuya intensidad dramática surge desde los primeros momentos y se mantiene íntegra hasta el final, en que la rebelión del mensú enciende la chispa que habrá de agigantarse hasta hacerle recobrar su condición de hombre y con ella su derecho a vivir como tal. No desmerece la calidad del libro y de la dirección la labor de los intérpretes, llena por igual de vigor y de comprensión. Hugo del Carril, Adriana Benetti, Raúl del Valle, Pedro Laxalt, Joaquín Petrosino, Luis Otero, Herminia Franco, Gloria Ferrandiz y Eloy Alvarez tienen excelente comportamiento en esta digna expresión de nuestra pantalla”

DEMOCRACIA
“Las aguas bajan turbias es un recio documento humano - Se revive en este film un trágico documento de una época ya superada, esa época del despojo y la humillación que hizo necesaria la Revolución Nacional. Es Las aguas bajan turbias un trozo doloroso de la historia del trabajo argentino y hoy, con las conquistas sociales logradas por el peronismo en todas las latitudes de la Patria, especialmente los hombres de los campos, de los cañaverales y de los yerbatales, encontraron la felicidad y la redención en una Patria libre, justa y soberana. Por eso estas escenas de Las aguas bajan turbias tiene una importancia vital, pues de esos documentos descarnados, del hostigamiento cruel de los trabajadores, de la opresión de los amos y de los capataces, de esa injuria cotidiana a los más sagrados sentimientos: la dignidad humana, el amor, la maternidad y el sacrificio, surge el paralelo entre dos épocas tan distintas que parece que para obtener las realidades actuales se hubieran necesitado centenares de años. Para hacer el resumen de este estado de cosas, Hugo del Carril no hizo más que relatar en forma casi fidedigna la vida de un mensú frente a la adversidad, en el imponente marco de la selva casi virgen, en una identificación plena entre el trabajo semisalvaje y la naturaleza inextricable. De esta conjunción, del factor humano y de la tierra, nace la grandeza de este film en el que Hugo del Carril ha ejercido el triple papel de productor, director y protagonista, triunfando en los tres aspectos: en el primero por haber elegido un tema de tan hondo sentido social: el drama de una época inicua; en el segundo por haber dado intenso ritmo a la acción siguiendo más que las características decorativas del cine yanqui, la fórmula humana, realista y convincente de la cinematografía europea; y en el tercero por haber dado caudalosa vida interior a un personaje estudiado hasta en sus más pequeños detalles. Adriana Benetti anima con su suavidad y dulzura un importante papel, destacándose también la labor interpretativa de Pedro Laxalt, Raúl de Valle, Herminia Franco, Gloria Ferrandiz, Luis Otero y Joaquín Petrosino. Una mención especial merece el trabajo de cámara, pues se ha dado al ángulo y al enfoque, sobre todo en la captación de exteriores, una enorme fuerza sugestiva”

GENTE DE CINE
“Las aguas bajan turbias es, ante todo, un film valiente. Su valentía proviene, en primer término, de su apego al libro que la inspiró, escamoteado detrás de la firma de quien sólo fue su adaptador, Eduardo Borrás. No lleva, por eso, su título: pero lleva su fuerza, su intención, su verdad. Es un caso inusitado de fidelidad anónima. Por supuesto esa fidelidad no es total y las supresiones son notorias. Pero su carácter descriptivo, sus «impresiones» de ambiente, tienen, en la pantalla, un equivalente muy remarcable. Lo mejor de la película es su violencia, raya en el patetismo, sin concesiones, sin atenuantes. El enfoque, sin reparo, de las cabezas muertas de los mensús asesinados bajando por el río oscuro y ensangrentado, da de entrada, la tónica del relato. Igual sacudida dramática provocan los inhumanos castigos de patrones y capataces en los yerbatales del norte, despertando los instintos, de bestia acorralada, en los explotados obreros. Los chasquidos de los latigazos integran una sintonía de odios y de rebeldía que se hace carne en el espectador, testigo exacerbado de la brutalidad. Claro que la insistencia y la reiteración de los mismos flagelos va creando, junto a una monotonía del ritmo, un endurecimiento de la sensibilidad y en los tramos finales la fuerza del efecto decrece. Falta, quizás, el matiz que podía, por contraste, sostener en relieve el perfil angustioso de esa violencia. (…) Como productor Hugo del Carril ha buscado para nuestro cine los temas que convenían a su modalidad y que podían darle una personalidad en los mercados extranjeros. Como director ha asimilado la experiencia ajena, de la que fue testigo y parte muchos años, y utiliza la cámara con una soltura meritoria, sobre todo porque sin excluir el diálogo, que es bastante abundante y de calidad despareja, pretende para su imagen un lenguaje de cine, en la cadencia que impone a su ritmo y en la plástica que ensaya para la composición, ayudado por un fotógrafo experto, José María Beltrán, en cuya iluminación, no obstante, pueden descubrirse altibajos derivados de una peligrosa mezcla continua de exteriores auténticos y de interiores reconstruidos. Y como intérprete ha reducido su intervención —la inclusión de algunas canciones folklóricas es perfectamente aceptable dentro de la trama— a favor de otros personajes sin que ninguno tenga una labor preponderante sobre los demás. Conviene, sin embargo, subrayar la sobria actuación de Pedro Laxalt, la ternura de Adriana Benetti (ternura de físico, ya que su voz ha sido doblada por Margot Cottens) y el gesto recio de Luis Otero, Raúl del Valle o Joaquín Petrosino que extreman, obligados por el libro, la perversidad de sus personajes. Otros personajes, como el turco de Eloy Alvarez carecen de control, y los de Herminia Franco y Gloria Ferrandiz están trazados sin la requerida intensidad”

PBT
“Realismo y vigor en un tema de acento propio”

ANTENA
“Brillante expresión de cine, emotiva y sincera en su dolido mensaje”

HERALDO DEL CINEMATOGRAFISTA
“Hugo del Carril director ha hecho un trabajo sobresaliente. Ha contado con una espléndida fotografía de José María Beltrán, cuyo vigor plástico es el que exactamente necesitaba la reciedumbre de la película; con un magnífico trabajo escenográfico de Gori Muñoz, cuyo cuidado ayuda a dar al drama su adecuado ambiente, y con una música de Tito Ribero que subraya el sentido y el poder dramático de cada escena. Los departamentos auxiliares de la producción han cumplido también trabajos muy conscientes. El relato está hecho principalmente en imágenes —hay muy poco diálogo— con gran sentido cinematográfico”



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