LOS AÑOS TREINTA
ESPECTÁCULOS... Y ALGO MAS
1939
Cambió el mapa mundial durante 1939. En marzo finalizó la guerra civil española con el triunfo de los sublevados nacionalistas encabezados por Francisco Franco.
El 3 de setiembre de 1939, después de la invasión de Checoslovaquia y Polonia, el Reino Unido y Francia declararon la guerra a la agresora Alemania, comenzando la Segunda Guerra Mundial, que dejará un saldo de cerca de sesenta y cinco millones de muertos (50 millones civiles, 15 millones soldados).
El pacto de no agresión entre Alemania y la Unión Soviética derivó en que la URSS ocupe dos terceras partes de Polonia e invada Finlandia.
Hitler y Mussolini firmaron el pacto de acero; Italia invadió Albania y Alemania creó un protectorado sobre Bohemia y Moravia.
Los Estados Unidos permanecieron neutrales en las primeras etapas de la conflagración europea, aunque satisfaciendo generosamente las necesidades del Reino Unido y sus aliados.
El gobierno argentino encabezado por el conservador Ortiz se declaró neutral.
El suicidio de Lisandro de la Torre conmovió al país, en un año en que inmigrantes españoles fundaron importantes editoriales: Sudamericana, Losada, Emecé.
Durante el año murieron Sigmund Freud, Douglas Fairbanks, el poeta español Antonio Machado, el autor polaco Stanislav Witkiewicz y el poeta irlandés William Butler Yeats.
En la Argentina fallecieron los autores teatrales Roberto L. Cayol e Hipólito Carambat y José Gola, uno de los intérpretes jóvenes más destacados en el cine nacional, con antecedentes como autor y actor de teatro.
Múltiples y variados debuts en las tablas porteñas. El matrimonio integrado por el director y autor Gregorio Martínez Sierra y la actriz Catalina Bárcena (ambos españoles) realizó varios trabajos en el teatro San Martín; nacido en La Habana, criado en Madrid, llegó al país para integrarse a la compañía de Margarita Xirgu otro destacado actor, Ricardo Galache; Zelmar Gueñol, Lydia Lamaison (en sus primeros trabajos profesionales), Berta Moss, Delfy de Ortega, el uruguayo Luis Alberto Negro y Hugo Pimentel son otros intérpretes destacados debutantes durante 1939. Luis Ordaz y Pablo Palant, con el tiempo críticos e investigadores teatrales, estrenaron sus primeras obras como autores en grupos independientes. Otro debutante, casi un niño, Roberto Aulés, estrenó El niño héroe.
De gran importancia para el teatro nacional fue la incorporación del español Alejandro Casona, que además debutó como director.
Primer trabajo del teatro La Cortina: Antígona de Cocteau, dirigida por Alberto Morera. Ocurrió el 16 de setiembre.
El cine argentino alcanzó los 50 estrenos durante el año; existían 29 sets listos para filmar y seis salas en Buenos Aires superaban las 1000 butacas: Gran Rex, Opera, Broadway, Monumental, Ambassador y Normandie. La encuesta anual de El Heraldo del Cinematografista registró como mejor película a Prisioneros de la tierra, seguida por Así es la vida, Puerta cerrada, Margarita, Armando y su padre e …Y mañana serán hombres. Al menos ocho películas provenían de piezas estrenadas en la Argentina (además de Así es la vida y Margarita, Armando… las más importantes son el clásico de Armando Discépolo Giacomo y Atorrante de Vicente Martínez Cuitiño).
Nuevas publicaciones: el diario nacionalista pronazi El Pampero, la revista infantil Pif-Paf y el semanario Astros, dirigido por Carlos Fernández Mira.
Dos nuevas salas: el cine Real y el teatro La Máscara, en Moreno 1033, ambos en Buenos Aires.
Los premios nacionales para la temporada 1939 fueron para Ollantay de Ricardo Rojas en drama, con el segundo y tercer puesto desiertos y para El copetín de Enrique García Velloso en comedia, seguido por Llegan parientes de España de Ivo Pelay y El burrito del teniente de Nicolás Viola.
La Municipalidad porteña premió obras e intérpretes: en drama Ollantay, en comedia cómica o de costumbres El vuelo de la cigüeña de Antonio Botta y Juan Carlos Muello, en sainete Peluquería de señoras de Francisco Collazo y en pieza teatral en un acto (no sainete) Pantalones largos de Ivo Pelay.
Galardones por actuación a Eva Franco por Cruza (drama) y Susana Vargas por Ay, amor, cómo me has puesto (cómica) y Luis Arata por El placer de ser honesto (drama) y Tomás Simari por Llegan parientes de España (cómico).
Varias actrices encabezaron compañías: Blanca Podestá (en el Argentino), Camila Quiroga, Eva Franco y Paulina Singerman (las tres por separado en el Astral), Mecha Ortiz (Ateneo), Pierina Dealessi (Liceo); con un repertorio mayoritariamente español también lo hicieron Margarita Xirgu (Odeón), Lola Membrives y Catalina Bárcena (ambas por separado en el San Martín) y Helena Cortesina (Argentino).
De la vieja guardia siguieron en los primeros planos Olinda Bozán-Paquito Busto en el Cómico, Leopoldo y Tomás Simari (De Mayo), la Compañía Argentina de Comedias dirigida por Enrique de Rosas (Odeón) y Luis Arata (París).
Irma Córdoba-José Olarra formaron rubro en el Apolo, León Zárate encabezó su compañía cómica en el National, sala en la cual se presentó la Gran Compañía Argentina de Género Chico, dirigida por Alberto Vacarezza, Julio F. Escobar e Ivo Pelay; el uruguayo Santiago Arrieta encabezó la Compañía Argentina de Teatro Nacional en el París. La Comedia Nacional representó cuatro obras, todas de autores nacionales.
García León-Perales en el Cómico, Pedro López Lagar con Antonia Herrero en el De Mayo, la Gran Compañía de Comedias Rosario García Ortega-Carlos Díaz de Mendoza en el Odeón y la Compañía López Heredia-Asquerino en el San Martín también transitaron repertorio español, con varios intérpretes de aquel origen radicados temporaria o definitivamente en el país.
En revistas o espectáculos cómicos se presentaron compañías dirigidas por Amadori y Botta y por Bronenberg y Bellini en el Maipo; Ivo Pelay dirigió las Grandes Revistas del National, Antonio De Bassi revistas y Julio F. Escobar comedias cómicas en el Politeama, Parravicini y Gloria Guzmán conformaron la Gran Compañía Cómica que se presentó en el Smart y Gregorio Cicarelli y Alberto Anchart encabezaron la Compañía Porteña de Revistas en el Variedades.
Dos célebres figuras provenientes de Francia se presentaron con éxito en escenarios porteños: Mistinguett y Josephine Baker.
En la revista de cultura ítalo-argentina Histonium El Duende comenzaba la saludable costumbre de hacer un balance de cada temporada teatral. En el número del 11 de enero de 1940 señalaba: “La escena vernácula, en puridad de juicio, no ha elevado la tónica de sus espectáculos. Continuó el predominio absorbente del sainete toscamente bosquejado, de brocha gorda, con sus grotescas «machiettas» y un concepto primario de hilaridad”.
Elogios para Ollantay (“perdurará como un pulido trabajo literario, como un trozo genuino arrancado de la misma entraña de la cantera indoamericana”). Con reparos (“parangonándolas con los adefesios que estrenan con desparpajo los elencos de radioteatro, son piezas de enjundia clásica”) menciona a Cruza, Divorciémonos, El copetín, La gringa Federika, Ay, amor, cómo me has puesto y Julia Conde, secretaria general.
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