Teleficciones 1 Los programas (1951-1970)

Teleficciones 4 - Su gente

Teleficciones 2 Los programas (1971-1990)

Teleficciones 5 - Su gente

Teleficciones 3 Los programas (1991-2012)

Teleficciones 4 Su gente

lunes, 15 de marzo de 2021


TELEFICCIONES 4. SU GENTE

Fragmentos del libro de Jorge Nielsen


—¿Y si hablamos de temáticas?
—Había obviamente un “clima de época”, de denuesto a la “segunda tiranía” (la de Perón, la primera era la de Rosas) y de defensa de los aires “libertarios” (entendiéndose por los principios de libertad que desde su denominación decía defender el gobierno de facto). Pero como programas específicos se puede mencionar Milagro en el mar, biografías de célebres marinos argentinos (no olvidar que la Armada comandada por el almirante Isaac Francisco Rojas fue la más entusiasta en derrocar a Perón). Y en materia de humor, Los caballeros de la Junta Redonda se tomaban en solfa a la Junta Consultiva que reemplazaba, en alguna medida, al disuelto Parlamento.

—¿Y si hablamos de estéticas?
—Tres hechos hay para destacar, por lo menos en los primeros meses de televisión ahora sí claramente estatal. Desaparecieron los teleteatros diarios. Supongo que por problemas operativos y porque no eran “prestigiosos”. En contrapartida, se recurrió cada vez más a textos teatrales en todas sus variantes. Adaptándolos para televisión, presentando las escenas culminantes, emitiendo obras enteras en directo desde teatros, incluyendo los grupos independientes. Filmando la representación de la obra. En cierto sentido, fue un retroceso en la búsqueda de un lenguaje específicamente televisivo. Y así como el rock y la música estadounidense fueron desplazando al tango y en menor medida al folklore, en 1956 comenzaron a emitirse series estadounidenses. Un proceso que en 1960, con los nuevos canales, llevará a una competencia feroz entre la ficción nacional y la “enlatada”.

—¿Algún ciclo de ficción decisivo en esos años de gobierno dictatorial?
—Unicamente La familia Gesa en 1957, que duró varios años aunque cambiando de título. Vino a ocupar el lugar dejado vacante por Tropicana Club. Para ser claros, la estatal televisión de la “Libertadora” significó un profundo paso atrás en la televisión argentina.

—Supongo que con tanto teatro en televisión habrán proliferado los adaptadores…
—Tarea no siempre reconocida. Si se daba por televisión Hamlet obviamente el autor era William Shakespeare. Pero desde Shakespeare hasta Alfonso Paso, todas las obras debían pasar por el tamiz de los adaptadores, como ocurrió tantas veces en los radioteatros basados sobre clásicos de la literatura y el cine fundamentalmente. En tele lo normal era recurrir a piezas teatrales. Generalmente no figuraban los nombres de los adaptadores. Pude reconstruir bastante en los registros de Argentores.

—¿Quiénes fueron los principales, o como mínimo los más activos?
—Wilfredo Jiménez, Doura Caramella (trabajaron muchas veces en dupla), Javier Farías. Carlos Alberto Orlando se especializaba en policiales. Rodolfo M. Taboada también metió mano en algunos textos. Con textos propios (muchas veces fuertemente “inspirados” en otros autores) y adaptaciones de clásicos del misterio o el terror, durante el segundo lustro de los cincuenta fue muy activo Narciso Ibáñez Serrador, generalmente firmando como Luis Peñafiel, generalmente para programas protagonizados por su padre, el célebre Narciso Ibáñez Menta. Pero antes…

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