Teleficciones 1 Los programas (1951-1970)

Teleficciones 4 - Su gente

Teleficciones 2 Los programas (1971-1990)

Teleficciones 5 - Su gente

Teleficciones 3 Los programas (1991-2012)

TELEFICCIONES 4. SU GENTE 2a parte

domingo, 28 de febrero de 2021

TELEFICCIONES 4. SU GENTE

 2a parte

Fragmentos del libro de Jorge Nielsen

 
—¿De dónde provenían estos primeros “hacedores” de la televisión argentina?
—De todos lados, hablando genéricamente. Gente joven, habitualmente.
 
—De la radio, del cine, del teatro…
—De la radio obviamente autores, intérpretes, sonidistas, de más está decirlo locutores.
 
—Del cine…
—Comparativamente pocos. Casi insignificante la cantidad de directores cinematográficos que en los primeros años de la tele se volcaron al nuevo medio. Y en cuentagotas a lo largo del tiempo. Sí se incorporaron algunos montajistas (el más notorio, Oscar Orzábal Quintana), asistentes de dirección.
 
—Del teatro…
—Actores principalmente. Algunos directores teatrales también comenzaron en televisión lo que se conoce indistintamente como puesta en escena o dirección actoral, una tarea diferenciada pero complementaria con la dirección de cámaras, que requería conocimientos técnicos que muchos de los hombres de teatro no tenían. Muchos escenógrafos, con carreras en Bellas Artes, también se incorporaron a la televisión. Vestuaristas.
 
—Y de otros lados…
—Como no podía ser de otra manera, muchos de los jóvenes interesados en el medio se ofrecieron a trabajar, algunos con conocimientos, por sus estudios o por sus trabajos. Por ejemplo Nicolás Del Boca, primero camarógrafo (fue uno de los que registró el acto del 17 de octubre de 1951) sacaba fotos para casamientos. Desarrollando sus saberes, las fotos tuvieron movimiento.
 
—Hablaba de gente joven…
—Por ejemplo Alfredo Barbieri, Don Pelele o Elcira Olivera Garcés, los tres encabezando ciclos en 1951, comenzaban sus respectivas carreras en teatro de revistas o en radio. Algunos directores eran jóvenes, pero fundamentalmente sus asistentes de dirección o camarógrafos. Ascenderán a la complicada tarea de dirigir ya sea por la lógica evolución de sus conocimientos, ya sea por la famosa huelga de directores y asistentes de dirección de 1954. Pero de eso hablaremos dentro de un rato.
 
—¿Algún curso en el exterior, por lo menos en los rubros técnicos?
—La televisión estaba ya muy desarrollada en Estados Unidos de América. Obviamente allí la familia Yankelevich con su grupo más cercano concurrió a comprar equipamiento y a interiorizarse de su funcionamiento. Y de sus programas. Pero también fueron algunos “iluminados” los que aceptaron trabajar en televisión, al comienzo por unos pocos pesos, a cambio de una popularidad para nada tangible.
 
—¿Los camarógrafos y la gente de los demás rubros técnicos se formaron en la Argentina?
—Claro, con cursos y con el aprendizaje en vivo y en directo. Si en cine una toma salía mal, o no estaba a la altura de lo pretendido por el director, se repetía las veces necesarias. Y todo terminaba en la sala de montaje. Acá era una sola toma, y el director montaba en su cabeza y con sus dedos. Los errores se pagaban caro, se veían en la pantalla, pero en compensación el aprendizaje era aceleradísimo y muy profundo (y detalle no menor, no quedaba prueba irrefutable para la eternidad). Alberto Moneo me contaba de algunos cursos de tres meses de duración, con libros en inglés facilitando la cosa.
 
—Hablaba de algunos “iluminados”…
—Hablando de iluminación, en general se trabajaba con una luz plena, sin efectos estéticos. Mientras se viera… En realidad los “iluminados” fueron gente inquieta, culta, viajada, que habían visto la televisión in situ en Estados Unidos. Juan Carlos Thorry fue entrevistado allí en 1950. José Cibrián, con muchos años de trabajo en México, conocía de cerca sus repercusiones. Roberto Airaldi también estuvo en tierras norteñas. No es casual que sean tres de los principales nombres (Cibrián con su inseparable compañera de vida y arte, Ana María Campoy, quien no confiaba en el nuevo medio como su marido) que trabajaron en televisión en 1951.
 
—¿Y entre los autores y directores?
—El primero que vio, o al menos desarrolló las potencialidades del nuevo medio, con un lenguaje y una estética propia, fue Miguel de Calasanz. Al parecer vio y estudió el fenómeno de I LOVE LUCY, con Lucille Ball y Desi Arnaz, y lo adaptó rápidamente a los gustos argentinos con el matrimonio televisivo Cibrián-Campoy, una idea (una franquicia prácticamente, sin pagar derechos) que funcionó a las mil maravillas durante buena parte de los años cincuenta.
 
—Me llamó la atención que la mayoría de los primeros autores de televisión proviniese de la radio…
—No veo por qué le llamó la atención. Era la solución más a mano. Más teniendo en cuenta la interrelación entre Radio Belgrano y LR3 Radio Belgrano Televisión.
 
—En los primeros ciclos de ficción aparecen nombres que perdurarán, otros algo difusos, otros hoy totalmente olvidados.
—Es la ley de la vida, y la lógica de la televisión. De los dieciséis ciclos de ficción, o más precisamente con ficción, registrados en este libro figuran como autores Miguel de Calasanz (merecerá tratamiento aparte), Jean Cartier (más famoso con el transcurso del tiempo como el creador de El arte de la elegancia), Raúl Gaynal (autor y director, el hermano mayor de Alejandro Doria), Miguel Petrucelli (libretista de infinidad de textos radiales, en general cómicos) y dentro de los hoy totalmente olvidados (no por nosotros) Valentín Vergara.

0 comentarios: