JOSÉ MARRONE EN TEATRO
José Marrone por tres. O por mucho más que tres.
Ya acometimos con sus labores en cine y en tele.
Ahora sus labores en teatro, algo de su increíble vida
privada y un par de toquecitos radiales.
Este hombre dio que hablar.
Y está dando
que escribir.
¡Mamita querida!
Nació en 1915 en un inquilinato porteño, hijo de una pantalonera fina que trabajaba para Harrods y un taxista.
Llegó
a tercer grado de la primaria, apenas le sirvió para aprender a leer y
escribir, y esos saberes con el tiempo se van diluyendo.
Una relación tortuosa con su padre pegador, lo llevaron a que a los 7 años comenzara a trabajar en una carnicería.
Entre
sus nutridos 'oficios' puede reconstruirse que fue chapista,
electricista, vendedor clandestino de lotería, picapedrero y pocero en
la Patagonia.
Fue murguero en Los
Caballeros de
la Quema, cuando la actividad no tenía el
glamour actual.
De la murga a los
trabajos artísticos (en actividades que podrían englobarse como
artistas de variedades, el escalafón más bajo en cuanto a prestigio e
ingresos) mediaba un paso.
Se inició como cómico de la mano de un
ventrílocuo, trabajó en todos los cafetines del Bajo, en la Costanera
Sur, en locales non sanctos del barrio de Once.
En algunos sitios se presentaba seguido, como un local enfrente de la estación La Plata, donde lo conocían como Rulito.
A partir de 1938 comenzó sus interminables giras por las provincias.
La vieja y querida 'rascada'.
De una imperdible nota de una página en MUNDO RADIAL (2.8.51) extraemos un párrafo:
"Marrone
--y él no tiene empacho en decirlo-- se pasó cerca de veinte años
'rascando', valga la acepción de la jerga del ambiente, por todo el
país. Por esos caminos de Dios hizo de todo, desde el prestidigitador
hasta el bailarín. Y, lo que es más, aprendió a apretarse el cinto y a
pasar hambre y
frío. En el sur, por ejemplo, quedó 'varado' con su viejo automóvil que
le servía de casa y de camión de propaganda, y para poder vivir se hizo
mozo de café, y no fue vigilante porque un jefe de policía, con ideas
muy particulares sobre los artistas, casi le rompe el físico a puntapiés
cuando le declaró su real profesión."
En 1947 llegó la buena. La "relativamente" buena.
Le ofrecieron reemplazar durante tres noches al popular Alberto Anchart en una confitería céntrica en Montevideo y Corrientes.
De un varieté del Once a la calle Corrientes.
En
1949 llegó al cine, al año siguiente su primer personaje en radio
(CRISTALINO, FLOR DE PORTEÑO, con libros de Julio Porter, tres días por
semana por Belgrano) y su consagración en cine en LA BARRA DE LA
ESQUINA.
Y el teatro.
Dos citas, disímiles pero complementarias, dan un buen marco a su labor teatral en los comienzos de los años cincuenta.
"Marrone
es
quien realiza el milagro de llenar salas vacías, con piezas que dormían
en el olvido desde hace 30 años", sostenía RADIOLANDIA (14.5.55).
El prestigioso crítico Luis Ordaz (Luis mordaz por sus dichos) criticaba básicamente su repertorio (y su público):
"Es
un payaso nato, que explota su don innegable utilizando los recursos
del subgénero que entre nosotros se llama 'revista picaresca'. Recursos
que, claro está, son muy festejados por un público sin educar, o mal
educado artísticamente."
En 1950, de la mano de Carlos Artagnan
Petit, ingresó al teatro de revistas. Al teatro Comedia, más
precisamente, con ocho obras escritas y dirigidas por quien se dio en
llamar "el zar de la calle Corrientes".
Las encabezaban tres cómicos que solían trabajar juntos: Alberto Anchart, Tito Lusiardo y Severo Fernández.
¿La vedette? Cubana.
O Amelita Vargas o Blanquita Amaro, nunca las dos juntas.
Por ser su primer año
en el género consignamos los ocho títulos.
Tenemos su labor completa, tampoco es cuestión de saturar al lector.
¡Cada día un nuevo plato!
La vida es puro biógrafo
Ayer y hoy en los barrios porteños
¡Pa' que bailen los muchachos!
¡Más desembarcos... en el Comedia!
¡Aquí también está la atómica!
¡Llegó la alegría tropical!
Llegaron los frescos
Entre
1951 y 1958 su lugar osciló entre trabajos en revistas y piezas
asainetadas, con Marrone con protagonista excluyente, en salas
marginales, pero en compensación con increíbles concurrencias, como
consignaba la nota de Radiolandia.
Un par de ejemplos.
En 1951 ¡Qué luna de miel, pasó la novia sin él!
de Lamarque y Medero logró que por primera vez en 25 años de vida el
teatro Corrientes del barrio de Abasto pusiera el cartel "no hay más
localidades".
Estrenada en 1954 Cristóbal Colón en la Facultad de Medicina llegó a las 897 representaciones en 1958. Y sirvió como base para una exitosa película.
Detalle
no menor en 1951, mientras representaban revistas en el céntrico pero
para nada prestigioso teatro Florida, conoció a la vedette Juanita
Martínez.
Quedó locamente prendado, en una historia de amor
increíble, mantenía su matrimonio con "la Gorda", artista de variedades
de su época de "rascada", quien se encontraba postrada. Todas las noches
Marrone volvía al "hogar constituido", mientras que vivía una doble
vida con Juanita, situación "anormal" para la época pero que manejaba
con increíble respeto y decoro.
A partir de 1959, con Maiporama (con Egle Martin como vedette) y Quo vadis, Arturo...?
(encabezada por Pepe Arias, con
la vedette
francesa May Avril) se instaló definitivamente como capocómico
revisteril, en la onda más zafada, con profusión de malas palabras y un
tratamiento de la mujer que con los parámetros actuales del INADI habrá
de merecer severos cuestionamientos.
Su nombre (y el de Adolfo Stray) en el título de una revista de 1973 explica su popularidad: Stray al gobierno, Marrone al poder.
En 1986 su último espectáculo revisteril en el centro porteño ¡Bombas!... las del Tabarís, con Luisa Albinoni oficiando de vedette.
En 1960 llegó la popularidad con la tele y lo dicho, triunfador en toda la línea en teatro, cine y tele.
Para
la radio quedó una segunda presencia, como PIRUCHO, EL TAXIMETRERO, en
una audición donde compartía los roles principales con Nelly Lainez, en
sketches diferenciados, ambos escritos por Manuel A. Meaños.
La
vida te da
sorpresas, y el hombre, como en la vieja época de las rascadas, volvió a
girar por todo el país instalándose con su carpa circense, a partir de
su éxito en tele con El circo de Marrone.
¿Que quedó mucho por decir del gran Pepitito?
Por supuesto.
Pero esto es un blog que sirve de aperitivo, tal vez, de textos más profundos en soporte papel.
Jorge Nielsen
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